Dos destacados científicos han sido galardonados con el Premio Nobel por sus descubrimientos revolucionarios relacionados con las modificaciones de bases de nucleósidos en el ARN mensajero (ARNm). Estos hallazgos han sido fundamentales para el desarrollo de las altamente efectivas vacunas de ARNm contra la COVID-19 que han desempeñado un papel crucial en la lucha contra la pandemia que comenzó en 2020.
Históricamente, las vacunas se basaban en virus debilitados o muertos, así como en componentes virales individuales. Sin embargo, la producción de estas vacunas requería cultivos celulares a gran escala, lo que limitaba su capacidad de respuesta ante brotes y pandemias. Los investigadores han buscado durante mucho tiempo alternativas independientes del cultivo celular.
En este contexto, surgió la idea prometedora de utilizar ARNm como plataforma para desarrollar vacunas. El ARNm es una molécula que desempeña un papel crucial en la síntesis de proteínas en nuestras células. Aunque el ARNm era visto como una opción prometedora, enfrentaba obstáculos significativos debido a su inestabilidad y su propensión a desencadenar respuestas inflamatorias cuando se administra in vitro.
La bioquímica húngara Katalin Karikó y el inmunólogo Drew Weissman se unieron en una colaboración fructífera para abordar estos desafíos. Descubrieron que las células dendríticas, componentes clave del sistema inmunológico, reconocían el ARNm transcrito in vitro como una sustancia extraña, lo que provocaba respuestas inflamatorias no deseadas. Investigando más a fondo, descubrieron que las bases químicas del ARNm eran críticas en esta respuesta.
El ARNm contiene cuatro bases: A, U, G y C. Karikó y Weissman notaron que el ARNm de células de mamíferos a menudo tenía bases modificadas químicamente, mientras que el ARNm transcrito in vitro no las tenía. Al introducir modificaciones de bases en el ARNm, lograron reducir drásticamente la respuesta inflamatoria, allanando el camino para su uso en terapias y vacunas.
Estos descubrimientos fundamentales se realizaron hace más de una década, en 2005, mucho antes de la pandemia de COVID-19. Sin embargo, su impacto se ha sentido enormemente durante esta crisis de salud global. Las vacunas de ARNm basadas en bases modificadas, que codifican la proteína de superficie del virus SARS-CoV-2, se desarrollaron a un ritmo sin precedentes y demostraron ser altamente efectivas. Se informaron efectos protectores de alrededor del 95%, y estas vacunas fueron aprobadas en tiempo récord a finales de 2020.
La flexibilidad y velocidad con la que se pueden desarrollar vacunas de ARNm han revolucionado la forma en que enfrentamos las enfermedades infecciosas, allanando el camino para aplicaciones futuras en la lucha contra otras enfermedades y el cáncer. En total, más de 13 mil millones de dosis de vacuna contra la COVID-19 se han administrado en todo el mundo, salvando millones de vidas y permitiendo que las sociedades se recuperen de esta crisis de salud global. Los premios Nobel de este año han hecho una contribución fundamental a este desarrollo transformador en uno de los momentos más críticos de la historia de la salud humana.
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