Autor: Dra. Karla Valenzuela.

La saliva es un fluido complejo consecuente de la secreción de las glándulas salivales mayores de la cavidad oral: parótida, submandibular y sublingual, formadas mayormente por agua y enzimas como la amilasa, encargada de digerir los carbohidratos. Aunque también existen otras glándulas menores (labiales, palatinas, etc.) estas no segregan igual cantidad de saliva. ¿Cómo puede algo tan simple como un líquido ser tan importante para nuestra boca?

Aunque no lo creamos, la saliva ejerce muchísimas funciones de nuestra boca, siendo el elemento clave en nuestra digestión y para prevención de enfermedades bucales. Dentro de sus objetivos está proporcionar mayor facilidad para masticar los alimentos y crear bolo alimenticio, crea una capa protectora en los dientes evitando la proliferación de bacterias, así como también, regula el pH, lubrica y mantiene húmeda nuestra mucosa. A su vez, juega un papel importante en la reducción de los ácidos del biofilm por medio de los sistemas de bicarbonato, fosfatos y proteínas, los cuales proporcionan las condiciones idóneas para autoeliminar ciertos componentes bacterianos que necesitan un pH muy bajo para sobrevivir. Así, la composición de esta es fundamental para eliminar los ácidos del biofilm y otros componentes, ejerciendo un equilibrio entre la mineralización (minerales del diente) y la remineralización (presencia de fluidos ácidos).

Algunos trastornos sistémicos (como la diabetes), ciertos medicamentos o drogas producen xerostomía, es decir, “boca seca”, impidiendo que las glándulas salivales secreten la saliva necesaria. Por esta razón, pacientes diabéticos o que consumen ciertos tipos de medicamentos serán más propensos a presentar caries o enfermedad periodontal, y también, influirá en la cicatrización en caso de que se sometan a algún tipo de cirugía bucal.

Podemos decir que sin ella no sería posible mantener una microbiota sana en nuestra cavidad oral. Hay que tener cuidado con aquellos trastornos de las propias glándulas salivales, ya sea por algún virus o infección bacteriana, ocasionan inflamación en los músculos de la cara, cuello, paperas, enrojecimiento de la zona, síndrome de Sjogren, entre otros. 

En conclusión, es indispensable salivar, la saliva es un fluido imprescindible en nuestra flora bucal, gracias a ella podemos prevenir tanto cuidar nuestra salud dental.