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Impacto de la tecnología en la Salud Mental

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octubre 1, 2019

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Autora: Katherine L. Peña Hernández

Sin siquiera haber alcanzado el primer cuarto del siglo XXI, la tecnología se ha convertido en un elemento inherente de nuestra vida cotidiana. Sin lugar a dudas, el desarrollo de nuevas tecnologías en los últimos años ha generado avances en todos los ámbitos, jugando un papel fundamental en la globalización. Este amplio espectro de desarrollo se ha vinculado con una influencia directa sobre la salud mental.

La OMS define la salud mental como un estado de bienestar en el cual el individuo es consciente de sus propias capacidades, por lo que puede afrontar las tensiones normales de la vida, puede trabajar de forma productiva y es capaz de hacer una contribución a su comunidad (1). De ahí la importancia de conocer en qué medida la tecnología impacta a nuestras sociedades y cómo afecta o beneficia a la estabilidad mental de los individuos.

En ese sentido, no solo hablamos de una influencia en cuanto al bienestar al que suelen estar asociadas las TICs (Tecnologías de la Información y la Comunicación) sino también con respecto al uso de tecnologías terapéuticas en trastornos mentales, así como al desarrollo de aplicaciones y dispositivos que prometen ayudar a trabajar algunas adicciones y a detectar el estado anímico de la persona. Sin embargo, pese a todos los beneficios evidentes de las nuevas tecnologías, la falta de regulación de las mismas se ha relacionado con hábitos poco saludables que por sí solos representan un factor de riesgo a padecer patologías conductuales derivadas del uso excesivo e inflexivo de las TICs.

Un estudio realizado a estudiantes de secundaria en Hawaii arrojó que alrededor de 56 % de los jóvenes en la muestra estudiada han sido víctimas de “cyberbullying” (acoso cibernético), los cuales refirieron además tener baja autoestima a consecuencia de esto; y a su vez, se evidenció una mayor tendencia al uso y abuso de sustancias controladas en este grupo(2).

Actualmente el uso de técnicas innovadoras basadas en el empleo de dispositivos de monitoreo para el cuidado de los niños va en ascenso. En ese sentido, en un artículo publicado por la Academia Americana de Pediatría (AAP) se afirma que el cuidado asistido por tecnología de niños con enfermedades crónicas predispone a las madres a padecer un deterioro de la salud mental. Además, según el estudio, estas madres sufren una mayor tendencia a renunciar a sus trabajos, lo que aumenta el riesgo de tener baja autoestima a raíz de la “incapacidad laboral” (3).

Ambos estudios señalan una relación importante entre el uso inadecuado o la dependencia inmediata de la tecnología y la salud mental de las personas; especialmente en el ámbito de la autopercepción, vinculándose a una disminución en la valoración personal. Esto sin dejar de mencionar la correlación del uso desmedido de las TICs con algunas adicciones, trastornos del sueño, fobias específicas y trastornos de la conducta.

Esta asociación negativa representa un problema de salud pública sobre el cual las nuevas generaciones de médicos deben estar al tanto. De forma amplia, el problema radica en que aún en la República Dominicana no existe una verdadera consciencia acerca de la importancia de la salud mental y la magnitud de su efecto sobre el bienestar general y la integración social de la persona. Es tarea de los médicos crecientes comenzar a ver la salud física y la salud mental como un solo conjunto cuyos elementos son codependientes y funcionan de forma integral.

Evidentemente los avances tecnológicos y la innovación tienen un impacto bimodal en la salud mental y general de los individuos. De hecho, adquieren una importancia cada vez mayor en el campo de las Ciencias de la Salud; permitiendo reducir riesgos en muchos procedimientos y agilizar la realización de muchos otros. Pero, ¿puede verdaderamente la tecnología cambiar la vida de las personas? La respuesta a esa pregunta es simple: sí. Sin embargo, el que su efecto sea positivo, dependerá de que su uso sea responsable, racional y bien dirigido (4).

REFERENCIAS
Organización Mundial de la Salud. (2012). Salud mental: un estado de bienestar. Septiembre de 2019, de OMS. Disponible en: https://www.who.int/features/factfiles/mental_health/es/
Deborah Goebert, Iwalani Else, Courtenay Matsu, Jane Chung-Do, Janice Y. Chang. ( 2010). The Impact of Cyberbullying on Substance Use and Mental Health in a Multiethnic Sample. Septiembre de 2019, de Springer US. Disponible en: https://link.springer.com/article/10.1007/s10995-010-0672-x
Ute Thyen, Karen Kuhlthau, James M. Perrin. (Sin fecha). Employment, Child Care, and Mental Health of Mothers Caring for Children Assisted by Technology. Septiembre de 2019, de American Academy of Pediatrics. Disponible en: https://pediatrics.aappublications.org/content/103/6/1235.abstract?sso=1&sso_redirect_count=1&nfstatus=40 1&nftoken=00000000-0000-0000-0000-000000000000&nfstatusdescription=ERROR%3a+No+local+token
Nicholas Fearn. (2015). ¿Puede la tecnología ser útil para quienes tienen problemas de salud mental? Septiembre de 2019, de Blogthinkbig.com. Disponible en: https://blogthinkbig.com/puede-la-tecnologia-ser-util-para-quienes-tienen-problemas-de-salud-mental

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Doctor graduado en medicina interna, con una especialidad en células madres con aplicaciones en infecciones, articulista y maestro de medicina.

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