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El cuerpo y el estrés

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octubre 14, 2019

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Autora: Génesis de la Rosa. Estudiante de sexto año de la Universidad Nacional Pedro Henríquez Ureña (UNPHU). Miembro de Comité Permanente de Salud Pública en la Organización Dominicana de Estudiantes de Medicina (SCOPH-ODEM).

La organización mundial de la salud (OMS) define el estrés como: “el conjunto de reacciones fisiológicas que prepara al organismo para la acción”; de manera más sencilla, podemos decir que se trata de un sistema de alerta biológico necesario para sobrevivir. Cualquier situación que produzca un cambio o se presente como un reto para el individuo puede generar estrés. Aunque esta respuesta va a depender de la salud física y mental del individuo.

La respuesta al estrés ha estado presente desde que el ser humano existe, ya que este siempre ha estado en un estado de alerta frente a todos los estímulos provenientes de su entorno. A partir de esta premisa surge la siguiente pregunta: ¿qué ocurre con nuestro cuerpo cuando nos enfrentamos al estrés?

Hoy en día está ampliamente aceptado que el sistema nervioso central desempeña un papel fundamental en la integración de la respuesta a situaciones estresantes de cualquier naturaleza. La hipófisis (activada por el hipotálamo mediante una hormona) luego de ser estimulada envía una hormona que actúa sobre las glándulas suprarrenales, produciendo la bien conocida hormona del estrés o Cortisol, junto con esta también se libera la adrenalina, esto se traduce a los siguientes signos y síntomas: sudoración, tensión muscular, palpitaciones, taquicardia, temblores, molestias estomacales, hiperventilación, inquietud, hiperactividad, dificultad en el sueño, náuseas, diarrea, estreñimiento, fatiga y dolores de cabeza, dificultad para concentrarse, entre otros.

Cuando un individuo está expuesto de forma prolongada a la amenaza de agentes estresantes, disminuyen sus capacidades de respuesta. Aun así, el organismo puede resistir durante mucho tiempo. En esta etapa los valores de corticoesteroides se normalizan y la sintomatología inicial desaparece. La última fase es la de agotamiento y consiste en un estado de gran deterioro, con pérdida importante de las capacidades fisiológicas, en la que el sujeto experimenta un retroceso muy considerable en sus habilidades sociales, así como en sus capacidades de adaptación e interrelación con el medio.

Las medidas para prevenir el estrés están estrechamente ligadas a la calidad de vida del individuo. Es importante hacer ejercicio regularmente, como caminar 30 minutos diarios, ya que esto disminuye rápidamente los niveles de la hormona del estrés.

Por otro lado, comer bien, incluyendo frutas y vegetales, evitar el alcohol y la cafeína y dormir 7-8 horas regularmente mejoran sensiblemente los estados de estrés. Es fundamental tener tiempo libre para uno mismo y mantener una red de amigos y familiares.

Nogareda S. Fisiología del estrés [consultado 1-7-2007]. Disponible en: http://www.mtas.es/insht/ntp/ntp_355.htm
D’ZURILLA, T. y GOLDFRIED, M. Problem solving and behavior modification. Journal of Abnormal Psychiatry. 1971. 78, 107-126.

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Doctor graduado en medicina interna, con una especialidad en células madres con aplicaciones en infecciones, articulista y maestro de medicina.

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