Autor: Redacción DiarioSalud Estudiantil

Todo campeón fue una vez un aspirante que se negó a rendirse, -Rocky Balboa.

La carrera de medicina es un camino arduo y largo, pero a la vez, extraordinariamente gratificante. La etapa estudiantil suele ser una de las más retadoras, pero el sueño de ser médicos y ejercer en nuestra área de interés nos impulsa. Es por eso que analizar la trayectoria y corrientes de pensamiento de ilustres profesionales de éxito en el área de la salud, como la del Dra. Togarma Rodríguez, resulta una fuente de inspiración y aprendizaje.

La destacada doctora Rodríguez es médico fisiatra, bioeticista, abogada, miembro del Consejo Editorial de la Academia Dominicana de Medicina, Miembro de la Red Latinoamericana y del Caribe de Bioética-UNESCO, y presidenta de la Junta Directiva de BRA Dominicana.

A continuación, le compartimos algunas preguntas realizadas por el equipo de DiarioSalud Estudiantil (DSE) a la Dra. (TR) con relación a su inicio de su ejemplar carrera profesional y vida estudiantil:

DSE: —¿Cuándo se dio cuenta de que quería ser médico y cuál fue su motivación para estudiar medicina?

TR: —Me di cuenta que quería ser médica, tan temprano como a los 3 años, cuando mi mamá (en estado de gestación) sufrió un desmayo, y yo la socorrí colocando un pañuelo mojado en su frente. Más tarde, al recuperarse, mami me preguntó cómo había alcanzado a mojar el pañuelo. De manera muy natural le indiqué el lugar: el inodoro (risas).

TR: — Te cuento que mi mayor motivación para estudiar medicina, primeramente, lo fue mi madre, pues cuando enfermaba me llenaba de angustia, miedo e impotencia. Con su ejemplo me enseñó a amar y a ayudar al enfermo, al desvalido, al necesitado. Más adelante, tuve la suerte de tener en mi vida al Dr. Mariano Acosta Nuñez, un amigo-hermano de mis padres a quien aprendí a ver con veneración por sus conocimientos, su integridad y su incondicional espíritu de servicio. A ellos dos les debo mi inclinación por la medicina.

DS —¿Cuál ha sido la lección más valiosa que le ha enseñado un paciente?

TR: —La lección más valiosa tiene que ver con la humildad, te cuento. A pocos días de regresar al  país, luego de concluir  mis estudios de subespecialidad en rehabilitación de pacientes con lesión medular, me llamaron para evaluar un joven que recién se había accidentado y había sufrido una lesión medular que le había provocado una paraplejía. Llena de  entusiasmo por mostrar mis conocimientos, me acerqué hasta su hogar, donde luego de un minucioso examen, pude constatar el nivel y estado de su lesión. Me acerqué a su angustiada madre y, con ínfulas de experta, le lancé todo el pronóstico que se esperaba de la condición de su hijo. Por poco me echan a patadas de allí. Por suerte, para mí, la señora madre es una dama de fino trato. El tiempo confirmó el pronóstico y afianzó la amistad que hoy nos une, sin embargo la arrogancia de la “experta” de ese momento es algo que recuerdo y evito cada vez que me acerco a un paciente y su familia.

DSE —¿Cuál ha sido uno de los momentos de su carrera que más le ha dado orgullo o satisfacción?

T.R —Cada vez que he ayudado a calmar el dolor o el sufrimiento de alguien, a recuperar la función perdida han sido momentos en que siento que valió la pena. Me da mucha satisfacción cuando un estudiante me permite tocar su corazón y, juntos, someter a prueba la razón, haciendo de ese momento una experiencia verdaderamente significativa.

DSE —¿Ha tenido algún obstáculo durante la carrera? ¿Cómo lo superó?

T.R —Han sido muchos los obstáculos, pero los he ido superando porque me sustenta la fe, mi familia, y mis amigos. He sido bendecida con mucha gente valiosa a mi alrededor que han compartido conmigo sus conocimientos, sus experiencias y sus sueños a lo largo de esta fascinante aventura que llamamos vida.

DSE —¿Qué consejo le daría a alguien que aspira a elegir la rama de bioética como especialidad?

T.R —Antes que nada, saber que asume el compromiso de someter a revisión  sus actitudes para trabajarlas y mejorarlas. Enfocarse en lograr destrezas en la comunicación,  pues la bioética no se aprende tras una pantalla del computador. Se necesita estar con el otro y en el otro, sintiendo, pensando, teniendo como norte la prudencia. Estudiar bioética es fácil, llegar a ser bioeticista es  un reto que requiere desarrollar una alta sensibilidad e intuición para ver múltiples salidas morales escapando de la dicotomía.  Ser bioeticista se convierte en un estilo de vida donde todo lo cuestionas, donde no puedes pasar indiferente ante el maltrato, la injusticia o el abuso a cualquier ser vivo y su ambiente. Para ser bioeticista hay que estar dispuesto a  amar cada ser humano en tanto es único, valioso e irrepetible. 

En nombre de DiarioSalud Estudiantil y de toda nuestra comunidad de estudiantes, agradecemos a la Dra. Rodríguez por estas ejemplares palabras de mentoría que sin duda serán de gran inspiración para las generaciones noveles. Si eres estudiante y deseas entrevistar a algún doctor destacado, escríbenos a estudiantil@diariosalud.do y cuéntanos: ¿A cuál personalidad te gustaría entrevistar? ¿qué cosas te gustaría preguntarle?, ¿te gustaría hacer la entrevista personalmente?