SANTO DOMINGO. – Nuestra especialista en nutrición y colaboradora, Ana Laura Cattaneo nos presenta este artículo sobre uno de los alimentos más comunes en nuestros hogares: la mantequilla.

Los lineamientos nutricionales más comunes decían que es mejor llevar planes de alimentación bajos en grasas saturadas, por lo tanto, la mantequilla o manteca de leche de vaca estaba dentro de los alimentos prohibidos prácticamente. Pero hay novedades al respecto, de la mano de una de las universidades norteamericanas que más estudia los alimentos.

Tufts University realizó un estudio de revisión de la evidencia científica disponible hasta el momento sobre la manteca, reuniendo una población total consumidora de este alimento de más de 600 mil personas de 15 países diferentes. Estas personas consumieron alrededor de 5 a 10 g de mantequilla diaria. Se encontró una muy débil asociación con riesgo de muerte prematura y no se asoció en lo absoluto con enfermedad cardiovascular. Y lo más llamativo es que sí se encontró una asociación, aunque débil también, de proteico contra la diabetes.

La Dra. Pimpin una de los autores del trabajo, explica que probablemente las asociaciones anteriores que se creían a la mantequilla con enfermedad cardiovascular deben ser entendidas porque los individuos que consumen más mantequilla son personas que suelen tener dietas poco saludables, y que tal vez los compromisos con riesgos cardiovasculares se deban a otros factores, pero obviamente no a la mantequilla.

Como quiera debemos recordar que la mantequilla o manteca es un alimento rico en grasas saturadas y monoinsaturadas, siendo en general de un 84%. Por lo tanto, estamos ante un alimento hipercalórico y prácticamente todo grasa, sin aporte de vitaminas o de otras sustancias protectoras para la salud y rica en colesterol. Por lo tanto, la recomendación se mantiene, es necesario controlar las cantidades. Las nuevas guías americanas de alimentación siguen proponiendo cerca de un 30 % de las calorías ingeridas diarias deberían provenir de las grasas, siendo las grasas saturadas no más del 10%.

En cuanto al efecto protector de diabetes los autores entienden que aun necesitan más estudios para poder explicar este fenómeno.