La principal consecuencia de la obesidad es que trae aparejada numerosas comorbilidades y el 80 % de las personas obesas tienen asociadas a este factor entre 1 y 12 enfermedades graves. 

El doctor Francisco Tinahones, presidente de la Sociedad Española de la Obesidad (SEEDO), comentó sobre las que se tratan de alteraciones de ánimo y pérdida de autoestima, apneas del sueño, insuficiencia cardiaca y enfermedad coronaria, hipertensión, diabetes, colesterol, reflujo, hígado graso, infertilidad, cáncer, artritis y varices.

Además, el señor Tinahones afirmó que la obesidad es un factor de riesgo de padecer cáncer casi tan importante como el tabaco y, por ejemplo, las mujeres obesas tienen el doble de posibilidades de padecer cáncer de endometrio.

Añadió que la diabetes tipo 2 -de la que se están empezando a ver casos en niños y adolescentes, algo que antes no ocurría-, está estrechamente ligada a la obesidad, de manera que, aseguró el presidente de la SEEDO, si no hubiera obesos prácticamente no se darían casos de diabetes tipo 2.

El 70 % de los obesos desarrollará también hígado graso, una patología que puede desembocar en cirrosis, y el exceso de peso está muy relacionado con la infertilidad y la disfunción eréctil. “La obesidad es una patología con muchas enfermedades asociadas y que van a reducir de manera muy importante la calidad de vida de quien la padece”, destacó el profesional de la salud.

No obstante, desde la SEEDO son conscientes de la dificultad de perder peso porque “vivimos en un ambiente obesogénico”, con trabajos en los que no se realiza actividad física, con una oferta calórica “desmesurada” y ciudades diseñadas para ir en transporte a todos los sitios.

Por tal razón, es necesario que las autoridades tomen medidas “más drásticas” que las aprobadas hasta ahora y que elaboren un marco regulatorio para promover una alimentación saludable y ejercicio físico, tal es el ejemplo de los países nórdicos en donde las tasas de obesidad se han reducido gracias a que se han incorporado hábitos como los de ir al trabajo en bicicleta o caminando.

Se recomienda introducir rutinas como la de caminar a paso ligero un mínimo de 150 minutos a la semana en el caso de las personas sanas y de 300 minutos en el de los obesos, subir y bajar escaleras, hacer sentadillas y acudir regularmente al gimnasio.

Fuente: Efe Salud.